"De la mano de Juan Carlos Gómez Folle -jefe de Policía de Montevideo entre 1923 y 1927 del gobierno de José Serrato "padre de familia ejemplar"-  fueron implementadas severas medidas para el ejercicio de la prostitución y el funcionamiento de El Bajo. Fueron reiteradas normas que se habían flexibilizado en su aplicación con el correr del tiempo. La consigna era sanear y contener ese barrio que constituía una "afrenta para la ciudad, que ofrece un espectáculo degradante al alcance de toda la población que se ve obligada a cruzar sus calles como consecuencias de los trazados tranviarios que allí llegan." Si bien los informes policiales señalaban que había disminuido la cantidad de prostíbulos en El Bajo al ser eliminados de muchas calles por las que anteriormente se extendían, su concentración era mayor: en dos cuadras de Yerbal - el bulevar de los burdeles- se concentraban cuarenta y tres, y en una de Brecha, catorce." (p. 81)

"A partir de 1927, muchos prostíbulos comenzaron a cerrar las puertas y a trasladarse hacia los suburbios de la ciudad, un proceso fuertemente conectado con la expansión edilicia de la capital, ayudada por el desarrollo del transporte, en particular los autobuses. Muchas de las prostitutas de El Bajo se establecieron en la Unión y el Cerro, zonas de rápida expansión y de gran actividad comercial y frigorífica. (...)

Para los moralistas el fin de El Bajo fue vivido como un triunfo en la eterna lucha de las fuerzas del bien contra las del mal. La Rambla del Sur, uno de los últimos tramos de la "ramblomanía", correría "musical y sinuosa" sobre un terreno "reconquistado por la moral al vicio".

En noviembre de 1930 comenzaron los desalojos de los últimos prostíbulos aún subsistentes en el "barrio infame" emprendiendo la etapa final de las obras iniciadas tiempo atrás." (p. 87)

(...)

"Sin embargo, el viejo barrio de los prostíbulos no se recompuso. "Hoy a mediodía, se cerraron para siempre los burdeles que se apiñaban desordenadamente en ese rincón de los viejos barrios del Sur [...] Desde las obras de la Rambla Sur se iniciaron tímidamente entre los peñascos oscuros e impresionantes de la costa, cimió [sic] sobre el mar de casuchas bajas y desteñidas la piqueta demoledora, como una nueva espada de Damocles suspendida sobre ellas. (...)" [El Ideal, Montevideo, 28-10-1930, p. 8]" (p. 88-89)

Trochón, Y. (2004) De grelas, cafishios y piringundines.... En: Historias de la vida privada en el Uruguay. Tomo 3. Individuos y soledades 1920-1990. Ed Taurus: Montevideo. 2° edición.